jueves, 17 de abril de 2008

Marina y los celos

(editado: información abajo)

Marina Tsvietáieva (1892-1941) fue una escritora rusa de poesía, probablemente de las más originales del siglo XX. Su poesía hablará de la sexualidad y las emociones femeninas.

Marina fue testigo de primera mano de la Revolución Rusa de 1917. Su marido luchó con el ejército blanco contra los bolcheviques. En 1919 entregó a su hija Irina a un orfanato, pensando que allí estaría mejor alimentada, ya que fue un año de gran hambruna. Sin embargo, la niña murió de hambre allí un año después. Marina nunca se lo perdonaría a sí misma.

En 1922 marchó al exilio primero a Berlín y a Praga, y luego a París. El mismo recorrido hizo, por ejemplo, la familia Nabokov y buena parte de la intelligentsia rusa. En 1939 volvió a Rusia: sin embargo, toda persona que hubiera vivido en el extranjero era considerada sospechosa, y Marina no encontró forma de publicar sus poemas. En 1941, desesperada, se suicidó. Hubo gente que afirmó que la NKVD (la antecesora de la KGB) había tenido que ver con su suicidio, pero nunca se confirmó. También dicen que se ahorcó con la cuerda que había utilizado durante el exilio para cerrar sus maletas.

Totalmente olvidada, su poesía sólo se reconocerá a partir de los años 60.

Hoy os quería presentar un poema rabioso y sentimental. A ver qué os parece la voz de Marina.

Tentativa de celos

¿Qué tal le va con otra?
¿Es más sencillo, acaso?
Un solo golpe de remos,
y se alejó.
Qué rápido se le agota
el recuerdo
de la flotante isla,
¡de la navegante
celeste!

¡Oh, almas, almas!
Os toca ser hermanas
y no amantes.
¡Qué tal se vive
con una simple mujer?
¿Sin divinidades?
Habiendo destronado
a la soberana
(con ella degradándose usted),
¿cómo le va
en el ajetreo cotidiano?

¿Rinde dividendos
la devoción
a la soberana banalidad?
"¡Basta de contorsiones,
basta de suspensos!
Una casa
Me voy a alquilar."

¿Y qué tal vive en ella
con la primera que cayó
—contésteme usted,
el que fue
elegido por mí—?
¿Será un alimento más sustancioso
más digerible?

Pero se harta,
no se vaya a arrepentir...
¡Qué tal le va
con su simulacro,
oh apóstata del Sinaí?
¿Qué tal le va con la extraña,
con la del más acá?
¿Por ser su costilla, la alma?
La vergüenza, castigo de Zeus,
¿aún la frente
no le ha azotado?

¿Cómo le va? De salud, ¿cómo anda?
¿Qué tal se canta
y se respira?
¿Y cómo se defiende usted
de la llaga
de la inmortal conciencia,
pobrecito?

¿Qué tal le va con la mercancía
corriente? ¿No será
muy alto el impuesto?
¿Después del mármol de Carrara,
qué tal
el polvo de yeso?
(De una mole primero esculpieron
a un dios, pero luego
lo derrumbaron, y ¡lo destrozan!)

¿Qué tal le va
con una del montón,
con una de la broza,
a usted, que mereció
conocer a Lilit?

¿La novedad de mercado
aún no le aburre?
Habiendo descartado
los hechizos,
¿qué tal le va
con una mujer normal,
sin sextos sentidos?

A ver, sin rodeos:
¿es usted feliz?
¿No? En un foso sin
profundidad, ¿cómo se vive,
querido? ¿Más difícil,
o igual,
que a mí
con otro?

Versión de Tatiana Bubnova

Editado:
una lectora de este blog (¡gracias, la otra!) nos alerta de que Asteroide ha publicado la tercera novela de Nancy Mitford en castellano, La bendición. La foto de la portada, arriba a la derecha. Tiene muy buena pinta, muy en su línea. Os dejo con el resumen:

Cuando Grace y su hijo Sigi consiguen por fin, tras la separación provocada por la guerra, reunirse con su ilustre marido, Charles-Edouard, e instalarse en Francia, no sólo Nanny tiene dificultades para adaptarse a las costumbres del nuevo país. Grace pierde pie ante las elegantísimas mujeres francesas, y se ve sorprendida por un mundo de cotilleos, amantes y complicados affairs. Pero las sorpresas no acabarán ahí, más tarde descubrirá que su marido tiene tendencia a perseguir a cuanta mujer atractiva se cruza en su camino. Todo le hace pensar que su matrimonio está a punto de terminar y que seguramente sea el momento de volver a Inglaterra; será entonces cuando la “bendición”, el pequeño Sigi, uno de los personajes más logrados de la autora, tome cartas en el asunto.
Con su característica capacidad para la sátira Nancy Mitford reconstruye admirablemente el ambiente, la vida y las personas de los círculos aristocráticos de París y Londres. Más allá de sofisticados personajes, divertidas intrigas y el ritmo trepidante de unos diálogos mordaces, La bendición es también, como otras obras de su autora, la evocación de un mundo ya desaparecido.

Por cierto, la editorial "De bolsillo" ha publicado las dos primeras novelas a mitad de precio que Asteroide. Aviso para las que tienen un presupuesto reducido (si no, siempre quedan las bibliotecas):

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Es brutal! jamás había leído un poema con diálogo, ¡está vivo! parece mentira que esté escrito hace tantos años... Muy buen descubrimiento. Gracias, Roxana

Daphne dijo...

Me ha encantado esta autora!!! Me gusta mucho Dostoievsky y Tolstoi... me gusta más la prosa. No conocía esta autora, pero me ha gustado el trocito de su obra que nos has puesto. Aunque lo que más me ha fascinado es su biografía.

asdfg dijo...

Raquel, Daphne, gracias por vuestros comentarios. El diálogo del poema me parece genial,y la última parte, donde ella admite que tampoco ha encontrado a nadie a su altura, brutal.

Daphne, yo siempre he sido una gran fan de la prosa rusa. No hay nada como esos dos autores.