viernes, 25 de abril de 2008

Un sombrero rojo

Jenny Joseph (nacida en 1932) es una poetisa inglesa. Su poema más conocido me parece una oda preciosa a la excentricidad a cualquier edad.

ADVERTENCIA

Cuando sea una mujer mayor, me vestiré de morado
con un sombrero rojo que no pegue, y que no me quede bien.
Y gastaré mi pensión en brandy y guantes veraniegos
y sandalias de satén, y diré que no me llega para mantequilla.

Me sentaré en la acera cuando esté cansada
y engulliré muestras en las tiendas y apretaré los botones de alarma.
Y pasaré mi bastón por las barandillas.
Y compensaré la sobriedad de mi juventud.

Saldré a la calle en zapatillas cuando llueva
y recogeré flores de los jardines de otros.
Y aprenderé a escupir.

Puedes llevar camisetas horribles y ponerte gorda,
y comer tres libras de salchichas de golpe.
O sólo pan y pepinillos durante toda la semana.
Y almacenar bolígrafos y lápices y posavasos y cosas en cajas.

Pero ahora tenemos que tener ropa que nos mantenga secas,
y pagar la renta y no maldecir en la calle.
Y ser un buen ejemplo para los niños.
Debemos tener amigos a cenar y leer los periódicos.

Pero ¿tal vez debería practicar ahora un poco?
Así la gente que me conoce no se extrañará o se sorprenderá,
cuando de repente sea mayor y comience a vestir de morado.


Jenny Joseph (la traducción es mía)

Podéis encontrar el poema original aquí.

Este poema inspiró la creación de la Red Hat Society en EEUU, con el objetivo de inspirar la excentridad, la imaginación, la diversión, la amistad y las redes sociales de mujeres de mayores de 50 años. Incluso Marge Simpson, en un capítulo, se convirtió en miembro de este club, cuyo distintivo es, precisamente, el sombrero rojo:

¿Qué os parece? ¿Deberíamos todas comprar un sombrero rojo ipso facto y comenzar ya?

jueves, 24 de abril de 2008

Color, puro color (y nada más). ¿O no?


Mark Rothko (1903-1970), uno de los pintores principales del impresionismo abstracto. Siempre odió que sus pinturas fueran escogidas por los decoradores según el color de sus sofás. Sus cuadros suelen medir alrededor de dos metros. Es una inundación de color.

miércoles, 23 de abril de 2008

Comentarista invitada


Hoy es el día del libro. O mejor dicho, el día en el que celebramos que compramos libros. Cada vez soy más escéptica respecto a estos "día de". El día del libro es el día en que lees libros (si eres una biblioadicta, todos los días).

Hoy quiero introducir en este blog una nueva sección: la comentarista invitada. Una vez al mes, me gustaría que una de las lectoras de este blog (algunas, escritoras de otros blogs) realizara la entrada, aportando así un nuevo punto de vista. Podréis hablar de lo que queráis.

Para inaugurarlo he pensado en Raquel, una muy buena amiga (digital y fuera del internet) que, como habréis visto, es una de las que primero comenta todas las entradas. Raquel, lectora empedernida, como yo, ha decidido compartir con nosotros la reseña de un libro (magnífico, añado yo).

A partir de ahora, el blog es todo suyo. Gracias por participar, Raquel.

La mano de la buena fortuna, de Goran Petrović

Inauguro la sección “El comentarista invitado” hablando de un libro.

¿Por qué este libro? Porque me ha resultado muy especial, y porque Goran Petrović es un gran desconocido en nuestro país. No así en Serbia, dónde con esta novela ganó el premio NIN, el mayor reconocimiento de las letras serbias.

La novela, heredera del realismo mágico, es una maravilla. No es una novela que tan sólo se lee, sino que es capaz de transportarte a un mundo literario lleno de olores, sabores, texturas y sonidos maravillosos. En este mundo los protagonistas son los libros y nosotros, los lectores.

Por lo que he visto es difícil encontrar a este autor traducido al español, y tan sólo la editorial Sexto Piso nos lo hace accesible.

Si alguna vez llega hasta vuestras manos este libro, por casualidades de la vida o del destino, no dejéis pasar la ocasión de adentraros en sus páginas. No os arrepentiréis.

Resumen del libro:
La Mano de la Buena Fortuna es eso, un lugar en el que todos los que se acercan a él, descubren aquello que la fría realidad no puede proporcionarles: la cálida sensación de la existencia. Con este libro, Goran Petrović logró lo que pocas veces se consigue: esculpir una de las piezas más perfectas que habitan la llamada Literatura Absoluta. La mano de la buena fortuna relata las distintas historias de amor que giran alrededor de un libro muy peculiar, Mi Legado, de Anastas Branica. A primera vista éste es un libro donde no hay trama ni personajes, simplemente descripciones. Sin embargo, eso es lo que lo convierte en un espacio autosuficiente, en un mundo que sólo puede ser habitado por sus lectores, los únicos y verdaderos protagonistas. Anastas escribe el libro para vivir en él con su amada, ya que la realidad no deja de ser un pálido boceto de lo que Mi legado representa verdaderamente. A partir de lo que Petrović llama lectura simultanea, es posible coincidir con otras personas en un mismo libro, y no sólo eso, sino también vivir aquello que está más allá de lo simplemente escrito. De qué otra forma podemos describir lo que nos pasa cuando leemos con verdadera convicción, cuando los libros se transforman en vida, palpable, manifiesta, cuando los libros se convierten en parte de nuestra fisiología, cuando el amor se encarna en la lectura que dos desconocidos realizan a la vez, esperando que el tiempo sea abolido por el mero hecho de fijar su mirada en una página. En pocas palabras, lo que el lector de este libro seguramente experimentará, junto a todos los otros lectores que coincidan en él, será un estado de gozosa estupefacción (resumen editorial)



martes, 22 de abril de 2008

La importancia de un punto.

Hoy, otro artículo que no puedo evitar compartir con vosotros. La ortografía y la gramática son muy importantes, como podéis leer. Nunca olvidéis las tildes en el teléfono móvil:

"El punto de la letra "i" causa una tragedia familiar en Ankara

Un malentendido entre una ex pareja por la falta de caracteres apropiados para el alfabeto turco en los teléfonos móviles desemboca en un asesinato y un suicidio

El matrimonio formado por Emine y Ramazan Çalçoban decidió romper su relación tras pelearse. Emine, de 20 años, retornó a la casa de su padre, Hamdi Pulas. La pareja, sin embargo, no dejó de reñir tras la separación y las disputas continuaron a través de mensajes en sus teléfonos móviles.

Ramazan, de 24 años, le recriminó un día a su ex mujer que siempre cambiaba de tema cuando se quedaba sin argumentos. Pero en muchos teclados de teléfono móvil no existe el carácter para la letra "I" turca (i cerrada, que se escribe sin punto), por lo que Ramazan, en lugar de teclear "sIkIsInca" (cuando te quedas sin argumentos), puso "sikisinca" (cuando te follan), cuenta el diario turco Hürriyet.

Emine se tomó el mensaje como un insulto y se lo mostró a su padre, según figura en el informe de la investigación judicial del caso. El progenitor se enfureció e increpó a su antiguo yerno: "Nos has insultado, has mancillado nuestro honor. Estás tratando a mi hija como si fuese una prostituta".

Cuando Ramazan fue a casa de su ex mujer y su antiguo suegro para explicarse, toda la familia Pulas se le echó encima y le hirieron con un cuchillo. Como venganza, Ramazan acuchilló a Emine hasta matarla y fue encarcelado por ello, pero se suicidó en la prisión.

Ahora el fiscal exige una condena de 15 años de cárcel para Hamdi Pulas y otras dos hijas suyas por el "intento de asesinato" de Ramazan.

La trágica historia fue publicada ayer por Hürriyet, que destaca en su información que el punto de la "i" en ciertas palabras de la lengua turca está causando "serios problemas" en el país".

De "El País".

Y, para que no todo sea tan lúgubre, una tira de Calvin y Hobbes. Ya sabéis que lo adoro.


"Test: ¿Cuándo llegaron los Peregrinos (primeros colonizadores de EEUU) a la roca de Plymouth?
1620.
Como puede ver, he memorizado este dato totalmente inútil el tiempo suficiente para contestar a la respuesta de este test. Ahora tengo la intención de olvidarlo para siempre. No me ha enseñado nada, excepto cómo manipular cínicamente el sistema. Felicidades.
Dicen que la satisfacción de enseñar compensa el malísimo salario".