viernes, 4 de abril de 2008

Ítaca

Ítaca es la tierra natal de Ulises, a la cual tardó diez años en regresar (más otros diez que pasó en la guerra) debido a la cólera de los dioses. Pero Ítaca es también una isla de verdad:

También es el tema principal del siguiente poema de Constantino Cavafis (1863-1933), un poeta griego-alejandrino que escribió bellas odas a la antigüedad clásica (es por eso que se le considera neopagano).


Entre sus obras, "Ítaca" es mi favorita. La isla de repente simboliza nuestro transcurso vital, nuestros objetivos, nuestros sueños e ilusiones. Ítaca puede ser todo lo que queramos. Leed el poema en voz alta, paladead los sustantivos y las ricas evocaciones de Cavafis. Merece la pena.


ÍTACA

"Si vas a emprender el viaje hacia Ítaca,
pide que tu camino sea largo,
rico en experiencias, en conocimiento.
A Lestrigones y a Cíclopes,
o al airado Poseidón nunca temas,
no hallarás tales seres en tu ruta
si alto es tu pensamiento y limpia
la emoción de tu espíritu y tu cuerpo.
A Lestrigones ni a Cíclopes,
ni al fiero Poseidón hallarás nunca,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no es tu alma quien ante ti los pone.

Pide que tu camino sea largo.
Que numerosas sean las mañanas de verano
en que con placer, felizmente
arribes a bahías nunca vistas;
detente en los emporios de Fenicia
y adquiere hermosas mercancías,
madreperla y coral, y ámbar y ébano,
perfumes deliciosos y diversos,
cuanto puedas invierte en voluptuosos y delicados perfumes;
visita muchas ciudades de Egipto
y con avidez aprende de sus sabios.

Ten siempre a Ítaca en la memoria.
Llegar allí es tu meta.
Mas no apresures el viaje.
Mejor que se extienda largos años;
y en tu vejez arribes a la isla
con cuanto hayas ganado en el camino,
sin esperar que Ítaca te enriquezca.

Ítaca te regaló un hermoso viaje.
Sin ella el camino no hubieras emprendido.
Mas ninguna otra cosa puede darte.

Aunque pobre la encuentres, no te engañará Ítaca.
Rico en saber y en vida, como has vuelto,
comprendes ya qué significan las Ítacas".

¿Qué os parece?

miércoles, 2 de abril de 2008

Homenaje a los puntos suspensivos

Pobrecitos míos, siempre tan olvidados.

Adoro los puntos suspensivos. Para mí expresan una idea que no termina, un cable que se echa al lector para que complete la frase con sus propias ideas, con sus invenciones... Me resultan muy sugerentes, como ya habréis podido comprobar.

Así que en la entrada de hoy simplemente copio todos los usos que el Diccionario panhispánico de dudas (versión online) de la RAE ofrece para estos amigos míos tan olvidados. Que sirven para tantas cosas. Porque ahí están ellos, para todo lo que queráis sugerir.

HOMENAJE A LOS PUNTOS SUSPENSIVOS


puntos suspensivos. 1. Signo de puntuación formado por tres puntos consecutivos (...) —y solo tres—, llamado así porque entre sus usos principales está el de dejar en suspenso el discurso. Se escriben siempre pegados a la palabra o el signo que los precede, y separados por un espacio de la palabra o el signo que los sigue; pero si lo que sigue a los puntos suspensivos es otro signo de puntuación, no se deja espacio entre ambos. Si los puntos suspensivos cierran el enunciado, la palabra siguiente debe escribirse con mayúscula inicial: El caso es que si lloviese... Mejor no pensar en esa posibilidad; pero si no cierran el enunciado y este continúa tras ellos, la palabra que sigue se inicia con minúscula: Estoy pensando que... aceptaré; en esta ocasión debo arriesgarme.

2. Usos

a) Para indicar la existencia en el discurso de una pausa transitoria que expresa duda, temor, vacilación o suspense: No sé si ir o si no ir... No sé qué hacer; Te llaman del hospital... Espero que sean buenas noticias; Quería preguntarte... No sé..., bueno..., que si quieres ir conmigo a la fiesta; Si yo te contara...

b) Para señalar la interrupción voluntaria de un discurso cuyo final se da por conocido o sobrentendido por el interlocutor: A pesar de que prepararon cuidadosamente la expedición, llevaron materiales de primera y guías muy experimentados... Bueno, ya sabéis cómo acabó la cosa. Es especialmente frecuente este uso cuando se reproduce un refrán o un fragmento literario de sobra conocido: Más vale pájaro en mano..., así que dámelo ahora mismo; Y en mitad de la fiesta, se subió a una mesa y comenzó a recitar: «Con diez cañones por banda...».

c) Para evitar repetir la cita completa del título largo de una obra que debe volver a mencionarse: La obra Yo era un tonto y lo que he visto me ha hecho dos tontos, de Rafael Alberti, está llena de grandes aciertos. Los versos de Yo era un tonto... contienen algunos de los mejores hallazgos expresivos del autor.

d) Para insinuar, evitando su reproducción, expresiones o palabras malsonantes o inconvenientes: ¡Qué hijo de... está hecho! A veces se colocan tras la letra inicial del término que se insinúa: Vete a la m... No te aguanto más.

e) Cuando, por cualquier otro motivo, se desea dejar el enunciado incompleto y en suspenso: Fue todo muy violento, estuvo muy desagradable... No quiero seguir hablando de ello.

f) Sin valor de interrupción del discurso, sino con intención enfática o expresiva, para alargar entonativamente un texto: Ser... o no ser... Esa es la cuestión.

g) Al final de enumeraciones abiertas o incompletas, con el mismo valor que la palabra etcétera o su abreviatura: Puedes hacer lo que quieras: leer, ver la televisión, oír música... Debe evitarse, por redundante, la aparición conjunta de ambos elementos:

Marca de incorrección.Puedes hacer lo que quieras: leer, ver la televisión, oír música..., etc.

Marca de incorrección.Puedes hacer lo que quieras: leer, ver la televisión, oír música, etcétera...

h) Entre corchetes [...] (? corchete, 2e) o entre paréntesis (...) (? paréntesis, 2e), los puntos suspensivos indican la supresión de una palabra o un fragmento en una cita textual: «Fui don Quijote de la Mancha y soy agora [...] Alonso Quijano el Bueno» (Cervantes Quijote II [Esp. 1615]).

Si se quiere dejar claro que la reproducción de una cita textual no se hace desde el comienzo mismo del enunciado, es posible escribir puntos suspensivos al inicio de la cita, sin paréntesis ni corchetes, dejando un blanco de separación respecto de la palabra a la que preceden: Al final de la obra, don Quijote pide «... un confesor que me confiese y un escribano que haga mi testamento». Asimismo, cuando la reproducción de la cita queda incompleta por su parte final, es posible escribir puntos suspensivos, sin paréntesis ni corchetes y sin blanco de separación con respecto al texto que antecede, para indicar que el enunciado continúa más allá de la última palabra reproducida: Al final de la obra, don Quijote pide «... un confesor que me confiese y un escribano que haga mi testamento...», evidenciando la cordura que le asiste en sus últimos momentos.

3. Combinación con otros signos

a) Si los puntos suspensivos finalizan el enunciado, no debe añadirse a ellos el punto de cierre (se escribirán solo tres puntos): Me encanta esta casa. Es hermoso despertarse y ver el sol, los árboles, la luz en las ventanas... Creo que volveré el año que viene; pero si los puntos suspensivos van detrás de una abreviatura, se suma a ellos el punto que la cierra, de modo que se escribirán cuatro puntos en total (? abreviatura, 6d): Algunas abreviaturas con tilde son pág., cód., admón....

b) Tras los puntos suspensivos sí pueden colocarse otros signos de puntuación, como la coma, el punto y coma y los dos puntos, sin dejar entre ambos signos ningún espacio de separación:

Cuando decidas los colores, las telas, el tipo de mobiliario..., ven a verme y te haré el presupuesto.

Mañana traerán la mesa, las sillas, los cuadros...; entonces sí parecerá una casa.

Pensándolo bien...: mejor que no se presente.

c) Los puntos suspensivos se escriben delante de los signos de cierre de interrogación o de exclamación si el enunciado interrogativo o exclamativo está incompleto: ¡Si te dije que...! Es inútil, nunca haces caso a nadie; si está completo, los puntos suspensivos se escriben detrás, sin espacio de separación: ¿Me habrá traído los libros?... Seguro que sí. Pueden darse casos en que se junten el punto de una abreviatura, los tres puntos suspensivos y el de los signos de cierre de interrogación o de exclamación: —¿Viste a ese Sr....? —Sí, el Sr. González estuvo aquí ayer.


Diccionario panhispánico de dudas ©2005

martes, 1 de abril de 2008

Semana Rembrandt (IV): La novia judía


Y con retraso, os presento el último cuadro de esta Semana Rembrandt: "La novia judía (1662).
Este cuadro, aparentemente anodino, es muy extraño para su época. Probablemente fue el encargo de unos recién casados a Rembrandt, que los representó bajo los rasgos de dos personajes del Antiguo Testamento. Eso le permite pinta el gesto del marido, que pone su mano con ternura en el pecho de su esposa, la cual ella toca a su vez. Este gesto, tan simple y tan tierno, era revolucionario en la época, ya que normalmente los cuadros de esposos se pintaban por separado o, si estaban juntos, ni siquiera se tocaban.

Van Gogh, que visitó mucho el Rijksmuseum, le escribió una vez a un amigo sobre este cuadro: "daría diez años de mi vida si pudiera seguir sentando ante este cuadro diez días seguidos sólo con un mendrugo de pan duro".

Y por último, un detalle apasionante, que realmente sólo se aprecia en vivo: la manga amarilla del novio está pintada de forma que es casi una escultura, con una gran cantidad de pintura. Prácticamente sobresale del cuadro.

Disfrutadlo.