jueves, 8 de mayo de 2008

Dame cien besos...


Cayo Valerio Catulo vivió y murió en el siglo I a.C.(87-54 a.C.) Contemporáneo de César y Pompeyo, Catulo era un joven arrebatador, de afilados y obscenos versos, pero también extremadamente sensibles. Revolucionó la poesía amorosa latina y le dio su razón de ser. Como veis por las fechas, se calcula que murió muy joven, tal vez hacia los 30 años.

Este maravilloso poema que sigue está dedicado a Lesbia, pseudónimo de Clodia, patricia romana casada y perteneciente a la crème de la sociedad romana, con la que mantuvo relaciones sentimentales/sexuales que acabaron en desamor y abandono por ambas partes. Sus poemas, cortísimos, maravillosos, son muchas veces malhablados y vociferantes (éste no es el caso). El mismo Catulo decía que no escribía para puritanos.

El poema que sigue pertenece a la primera parte, en la que el amor de Lesbia lo llena todo. A mí me parecen unos versos maravillosos. ¿Y a vosotros/as?
Disfrutadlos.


Vivamos, querida Lesbia, y amémonos,
y las habladurías de los viejos puritanos
nos importen todas un bledo.
Los soles pueden salir y ponerse;
nosotros, tan pronto acabe nuestra efímera vida,
tendremos que vivir una noche sin fin.
Dame mil besos, después cien,
luego otros mil, luego otros cien,
después hasta dos mil, después otra vez cien;
luego, cuando lleguemos a muchos miles,
perderemos la cuenta para ignorarla
y para que ningún malvado pueda dañarnos,
cuando se entere del total de nuestros besos.
(Traducción de A. Ramírez de Verger; Catulo, poema nº 5)

El original:
Vivamus mea Lesbia, atque amemus,
rumoresque
senum severiorum
omnes unius aestimemus assis!.

Soles occidere et redire possunt:
nobis cum semel
occidit brevis lux,
nox est perpetua una dormienda.

Da mi basia mille, deinde centum,
dein mille altera,
dein secunda centum,
deinde usque altera mille,
deinde centum.

Dein, cum milia
multa fecerimus,
conturbabimus illa,
ne sciamus,
aut ne quis malus invidere possit,
cum tantum sciat esse basiorum.

miércoles, 7 de mayo de 2008

¿Leer en papel?



El nuevo gadget de moda se llama Kindle. Es un aparato inalámbrico que permite leer libros en una pantalla. Supuestamente, esta vez sí que es mejor: permite descargar hasta 200 libros y pesa lo mismo que un libro de bolsillo. Pantalla de baja resolución, para que no se canse la vista. Incluye la posibilidad de marcar ciertos pasajes, incluso de escribir notas. Precio: 400$ (aunque seguro que bajará).

La única ventaja que le veo al Kindle es su uso en largos viajes. Cuando hay que llevarse muchas lecturas, y todas pesan en nuestra espalda. Yo no soy del tipo bibliófilo radical, pero sí es verdad que el tacto de un libro, el olor de un libro recién comprado (o antiguo) y el hecho de pasar las páginas con la mano es algo que no se puede imitar (y de lo que yo no puedo prescindir). Además, el Kindle no nos permitirá saber si la persona que está a nuestro lado en el tren lee el "Marca" o "Guerra y paz". Impedirá esos momentos de reconocimiento entre dos personas que leen el mismo libro, como muestra esta bonita portada del New Yorker:



¿Qué pensáis del Kindle? ¿Lo compraríais? ¿Preferís papel o pantalla?

lunes, 5 de mayo de 2008

Japón y Ozymandias



Me interesa mucho la estética japonesa. Últimamente he leído sobre dos conceptos estéticos de esta cultura: ikki y wabi-sabi. Hoy quiero compartir algo sobre este último.

A riesgo de simplificar (porque no soy un especialista), wabi-sabi es algo imperfecto, incompleto, lleno de melancolía y armonía en relación con su entorno. Nada dura, nada está acabado, nada dura para siempre. Ejemplos de esto son un jardín zen, un castillo en ruinas, un antiguo jarrón que muestra el paso del tiempo en sus paredes. Las novelas de Kawabata con su añoranza de un tiempo pasado, que nos hace ser conscientes de lo que hemos perdido y de nuestra mortalidad.


Esta escultura de Ramsés II, hoy en día en el British Museum, inspiró a Shelley el siguiente poema (Shelley no la había visto, pero había escuchado las noticias sobre su llegada). Imaginad esta estatua escondida entre la aren

del desierto, tal vez sólo se aprecia la barba ritual del faraón, o la orgullosa nariz esculpida por el viento. Creo que, para un japonés, sería wabi-sabi. Me encanta el concepto, me parece que describe muchas cosas interesantes. ¿A alguien se le ocurre cómo podríamos decirlo en castellano?
Disfrutad de Shelley.

OZYMANDIAS (P. B. Shelley, 1818)
"Conocí a un viajero venido de una lejana tierra.
Dijo: Dos vastas piernas de piedra, sin el cuerpo
se elevan en el desierto... Y cerca, en la arena,
medio enterrado, yace un semblante roto, cuyo ceño,
y su labio arrugado, y de frío dominio su desdeñosa mueca
muestran que el escultor muy bien tales pasiones leyó
que aun permanecen, estampadas en estas cosas inertes,
la mano que las remedó, y el corazón que sustentó:
Y en el pedestal se leen estas palabras:
"Mi nombre es Ozymandias, rey de reyes:
¡Contemplad mis obras, Poderosos, y perded la esperanza!"
Nada más queda. Alrededor de la decadencia
de las ruinas colosales, desnuda e ilimitada
la arena solitaria y nivelada se extiende a la distancia"

Traducción de Gregorio Díaz Ducca.

El original (para que apreciéis el ritmo):

"I met a traveller from an antique land
Who said: Two vast and trunkless legs of stone
Stand in the desert. Near them on the sand,
Half sunk, a shatter'd visage lies, whose frown
And wrinkled lip and sneer of cold command
Tell that its sculptor well those passions read
Which yet survive, stamp'd on these lifeless things,
The hand that mock'd them and the heart that fed.
And on the pedestal these words appear:
"My name is Ozymandias, king of kings:
Look on my works, ye Mighty, and despair!"
Nothing beside remains: round the decay
Of that colossal wreck, boundless and bare,
The lone and level sands stretch far away".

El kanji o ideograma japonés que significa wabi-sabi: