viernes, 18 de abril de 2008

La evacuación de las obras maestras


Hoy no escribo yo. Quería compartir con vosotras/os este artículo que ha aparecido hoy en "El País". ¿Os imagináis la llegada de ese tren a Ginebra? ¿O a los Goyas escondidos en una mina de sal? La próxima vez que visitéis/visitemos El Prado, veremos a las obras con otros ojos, pensando en su periplo. Me impresiona mucho esta foto del policía, con su pistola en la mano, y la Sagrada Familia del Greco a su lado.

REPORTAJE: Obras maestras en el exilio

Y el Prado sorteó su fatal destino

Reconstrucción del viaje que el tesoro artístico emprendió en la Guerra Civil


16 de noviembre de 1936. Los Junkers alemanes de la Legión Cóndor se ceban con Madrid. Las bombas alcanzan al Museo del Prado. El presidente de la República, Manuel Azaña, decide que ha llegado el momento de completar la evacuación de las obras iniciada tímidamente bajo la dirección de Rafael Alberti. Puede haber más repúblicas o incluso regresar la Monarquía, pero un tesoro como éste sólo hay uno. A los pocos días comienza el largo viaje que acabaría con la llegada a Ginebra en febrero de 1939 de más de 20.000 obras maestras.

Esta formidable aventura, que contó con involuntarios protagonistas de la talla de Rembrandt, Velázquez, Goya, Tiziano o Rubens, podría haber sido escrita por el mejor guionista del más insuperable thriller.

Pese a haber transcurrido casi setenta años de aquello, lo ocurrido con los fondos del Prado durante la guerra ha sido poco tratado por los historiadores. Como en un extraño pacto de silencio de todas las partes implicadas. Hasta ahora. El historiador Arturo Colorado Castellary (Huelva, 1950) reconstruye el relato en Éxodo y exilio del arte. La odisea del Museo del Prado durante la Guerra Civil (Cátedra), al tiempo que un documental, Salvemos el Prado, realizado por Alfonso Arteseros, añade luz sobre el periodo con declaraciones de testigos y protagonistas de la aventura.

La historia, desde luego, cuenta con todos los ingredientes. Un total de 71 camiones trasladaron a Valencia las joyas del Prado (a las que se sumaron otras de El Escorial, la Academia de San Fernando, el Palacio Real o el palacio de Liria). De ahí, a Barcelona. Y Figueras. Al fin, el tesoro quedó a salvo al otro lado de la frontera junto con los miles de españoles ateridos por el frío y confundidos por el hambre en 1939, en aquel despiadado invierno del exilio.

El destino de los cuadros corrió paralelo al del Gobierno de la II República. Y siempre estuvo bajo control directo del presidente. "Debajo de nuestro comedor estaban los Velázquez", escribe Azaña en el castillo de Peralada ya en los días finales de la caída de la Cataluña republicana. "Cada vez que bombardeaban en las cercanías me desesperaba. Temí que mi destino me hubiera traído a ver el museo hecho una hoguera. Era más de cuanto podía soportarse".

Todo había empezado en realidad en agosto de 1936, cuando el Museo del Prado hubo de cerrar sus puertas al público. Las obras más importantes fueron descolgadas. Cubiertas con mantas y plásticos, ocuparon la parte baja del edificio, junto a otras requisadas por la Junta de Incautación y Protección del Tesoro Artístico, que presidía Timoteo Pérez Rubio, protagonista también inesperado de la operación de salvamento del museo.

Alfonso Pérez Sánchez, que fue director del Prado durante ocho años, se pregunta en el prólogo del libro sobre la necesidad de la operación vista con la perspectiva del tiempo. Su respuesta es contundente. Los bombazos caídos sobre el palacio de Villanueva en los primeros días de la guerra ya justificarían la decisión. Aunque ésta tuviese que tomarse en medio de unas condiciones que la desaconsejaban. Y contra la propaganda fascista, que extendió la idea de que si los cuadros salían sería para ser cambiados por armamento. Pérez Sánchez concluye que el viaje no sólo fue imprescindible, sino que todos los españoles tienen una deuda moral pendiente con los responsables de la operación.

La precaria salida de las primeras obras, organizada por Alberti, prosiguió con las máximas garantías posibles entre abril y mayo de 1937. Las bombas que alcanzaron el Prado en noviembre de 1936 habían sonado a estruendoso ultimátum. El transportista Macarrón se encargó del embalaje de miles de piezas, recubiertas con cartón impermeable y empaquetadas a bordo de camiones que viajaban a 15 kilómetros por hora.

En Valencia, las obras se instalan en las Torres de Serrano, una auténtica fortaleza. A finales de 1937, el avance de las tropas nacionales fuerza a un nuevo traslado. El Gobierno se muda a Barcelona y Azaña decide que la caravana artística le acompañe a Cataluña. El castillo de Peralada, a 10 kilómetros de la frontera, y la mina de talco de La Vajol son los últimos escondrijos para el tesoro.

Febrero de 1939. Cataluña está a punto de caer ante el empuje de la Legión Cóndor. Hay que organizar la salida bajo la protección de los países democráticos. El pintor catalán José María Sert se pone a ello. El 2 de febrero se firma el Acuerdo de Figueras. En Francia, las obras son trasladadas en tren. Cuando, tras su entrada en Ginebra el 13 de febrero de 1939, los operarios que abrieron las 572 cajas del tesoro, custodiadas en el palacio de la Sociedad de las Naciones, respiraron aliviados. Los 45 velázquez, 138 goyas, 43 grecos seguían allí con el resto del tesoro.



Al poco de comenzar la guerra, el Gobierno de la República nombró al pintor y cartelista valenciano Josep Renau director general de Bellas Artes. Al frente del Museo del Prado colocaron a un ya célebre Pablo Picasso. Alberti quedó al cargo del Museo Romántico. Pero el verdadero protagonista de esta historia fue el pintor Timoteo Pérez Rubio, elegido para presidir la Junta de Incautación y Protección del Tesoro Artístico. De los tres nombramientos, este último fue, en realidad, el más importante. Renau tuvo una actuación relevante durante la etapa en la que las obras estuvieron en Valencia, pero la relación de Picasso con el museo fue inexistente. Desde París animó a Pérez Rubio a usar su nombre como aval para las gestiones internacionales que hubiera que emprender. "Puedes hacer ver que somos amigos desde la infancia. O hermanos. Lo que quieras. Utilízame para lo que consideres necesario".

Pérez Rubio, casado con la escritora Rosa Chacel, se preparaba para partir de veraneo cuando estalló la guerra. Conducía un coche rumbo a la sierra para alquilar unas habitaciones en El Paular. Iba en busca de nuevos paisajes. Les interceptaron el paso. La guerra había estallado. Pérez Rubio, sin adscripción política, se ofreció para lo que fuera. Sin él, el largo viaje del Prado no hubiera sido posible. Como dijo su mujer, Rosa Chacel, "hizo la guerra defendiendo el tesoro artístico español".

Tomado literalmente de El País.

Si alguien se entera de cuándo van a echar por la televisión el documental, que nos informe, por supuesto.


jueves, 17 de abril de 2008

Marina y los celos

(editado: información abajo)

Marina Tsvietáieva (1892-1941) fue una escritora rusa de poesía, probablemente de las más originales del siglo XX. Su poesía hablará de la sexualidad y las emociones femeninas.

Marina fue testigo de primera mano de la Revolución Rusa de 1917. Su marido luchó con el ejército blanco contra los bolcheviques. En 1919 entregó a su hija Irina a un orfanato, pensando que allí estaría mejor alimentada, ya que fue un año de gran hambruna. Sin embargo, la niña murió de hambre allí un año después. Marina nunca se lo perdonaría a sí misma.

En 1922 marchó al exilio primero a Berlín y a Praga, y luego a París. El mismo recorrido hizo, por ejemplo, la familia Nabokov y buena parte de la intelligentsia rusa. En 1939 volvió a Rusia: sin embargo, toda persona que hubiera vivido en el extranjero era considerada sospechosa, y Marina no encontró forma de publicar sus poemas. En 1941, desesperada, se suicidó. Hubo gente que afirmó que la NKVD (la antecesora de la KGB) había tenido que ver con su suicidio, pero nunca se confirmó. También dicen que se ahorcó con la cuerda que había utilizado durante el exilio para cerrar sus maletas.

Totalmente olvidada, su poesía sólo se reconocerá a partir de los años 60.

Hoy os quería presentar un poema rabioso y sentimental. A ver qué os parece la voz de Marina.

Tentativa de celos

¿Qué tal le va con otra?
¿Es más sencillo, acaso?
Un solo golpe de remos,
y se alejó.
Qué rápido se le agota
el recuerdo
de la flotante isla,
¡de la navegante
celeste!

¡Oh, almas, almas!
Os toca ser hermanas
y no amantes.
¡Qué tal se vive
con una simple mujer?
¿Sin divinidades?
Habiendo destronado
a la soberana
(con ella degradándose usted),
¿cómo le va
en el ajetreo cotidiano?

¿Rinde dividendos
la devoción
a la soberana banalidad?
"¡Basta de contorsiones,
basta de suspensos!
Una casa
Me voy a alquilar."

¿Y qué tal vive en ella
con la primera que cayó
—contésteme usted,
el que fue
elegido por mí—?
¿Será un alimento más sustancioso
más digerible?

Pero se harta,
no se vaya a arrepentir...
¡Qué tal le va
con su simulacro,
oh apóstata del Sinaí?
¿Qué tal le va con la extraña,
con la del más acá?
¿Por ser su costilla, la alma?
La vergüenza, castigo de Zeus,
¿aún la frente
no le ha azotado?

¿Cómo le va? De salud, ¿cómo anda?
¿Qué tal se canta
y se respira?
¿Y cómo se defiende usted
de la llaga
de la inmortal conciencia,
pobrecito?

¿Qué tal le va con la mercancía
corriente? ¿No será
muy alto el impuesto?
¿Después del mármol de Carrara,
qué tal
el polvo de yeso?
(De una mole primero esculpieron
a un dios, pero luego
lo derrumbaron, y ¡lo destrozan!)

¿Qué tal le va
con una del montón,
con una de la broza,
a usted, que mereció
conocer a Lilit?

¿La novedad de mercado
aún no le aburre?
Habiendo descartado
los hechizos,
¿qué tal le va
con una mujer normal,
sin sextos sentidos?

A ver, sin rodeos:
¿es usted feliz?
¿No? En un foso sin
profundidad, ¿cómo se vive,
querido? ¿Más difícil,
o igual,
que a mí
con otro?

Versión de Tatiana Bubnova

Editado:
una lectora de este blog (¡gracias, la otra!) nos alerta de que Asteroide ha publicado la tercera novela de Nancy Mitford en castellano, La bendición. La foto de la portada, arriba a la derecha. Tiene muy buena pinta, muy en su línea. Os dejo con el resumen:

Cuando Grace y su hijo Sigi consiguen por fin, tras la separación provocada por la guerra, reunirse con su ilustre marido, Charles-Edouard, e instalarse en Francia, no sólo Nanny tiene dificultades para adaptarse a las costumbres del nuevo país. Grace pierde pie ante las elegantísimas mujeres francesas, y se ve sorprendida por un mundo de cotilleos, amantes y complicados affairs. Pero las sorpresas no acabarán ahí, más tarde descubrirá que su marido tiene tendencia a perseguir a cuanta mujer atractiva se cruza en su camino. Todo le hace pensar que su matrimonio está a punto de terminar y que seguramente sea el momento de volver a Inglaterra; será entonces cuando la “bendición”, el pequeño Sigi, uno de los personajes más logrados de la autora, tome cartas en el asunto.
Con su característica capacidad para la sátira Nancy Mitford reconstruye admirablemente el ambiente, la vida y las personas de los círculos aristocráticos de París y Londres. Más allá de sofisticados personajes, divertidas intrigas y el ritmo trepidante de unos diálogos mordaces, La bendición es también, como otras obras de su autora, la evocación de un mundo ya desaparecido.

Por cierto, la editorial "De bolsillo" ha publicado las dos primeras novelas a mitad de precio que Asteroide. Aviso para las que tienen un presupuesto reducido (si no, siempre quedan las bibliotecas):

martes, 15 de abril de 2008

Calvin y un cuento

Calvin y el arte (en inglés):


Y hoy quería presentaros uno de mis minicuentos. Espero que os guste. Por supuesto, se admite todo tipo de críticas.

La hora de despertarnos juntos

“Ha llegado la hora de despertarnos juntos”.

El príncipe miró hondo a los ojos de la princesa mientras le decía esas palabras. Ella asintió, valerosa. Todas las noches se acostaban juntos y, mientras dormían, forzudos eunucos les trasladaban a habitaciones diferentes. Esa era la ley inamovible para los herederos de la casa real persa, establecida desde antes del profeta Mahoma.

Esa misma noche se acostaron como de costumbre, agarrándose la mano antes de quedar dormidos. Los eunucos entraron sigilosamente pero no encontraron a nadie. Los príncipes habían conseguido despertarse y habían huido. Corrieron por los jardines, riendo y disfrutando la noche juntos. Aspiraron el perfume de las rosas nocturnas y se perdieron en los vastos dominios del rey.

Los pájaros de la mañana comenzaron a cantar y miraron a los dos príncipes, que se habían adormecido en un banco. La princesa se despertó con los primeros rayos de sol y, agradeciendo a Alá ese momento, besó los labios de su marido, que abrió los ojos. La sonrisa se heló en sus labios: ahora sabía por qué la ley prohibía al heredero despertarse con una persona al lado. No acertó a decir una sola palabra antes de que el príncipe, transformado en un oso terrible, le abriera la garganta de un zarpazo.


lunes, 14 de abril de 2008

Un niño y su tigre




Hoy quiero presentaros (a los que no lo conozcáis) al mejor cómic del siglo XX: Calvin y Hobbes, de Bill Watterson. Waterson publicó "Calvin y Hobbes" durante 10 años (1985-1995), rompiendo con la estructura y los temas que se solían tratar en este tipo de historietas. Calvin y Hobbes han hablado de política, de arte (mucha crítica de arte), de la vida y han hecho muchas tonterías. Ojalá algún día Watterson los retome.

Calvin es un niño de seis años, casi hiperactivo, con mucha imaginación y que odia la escuela. Hobbes es... su alter ego; su tigre de peluche que, sólo para él, está vivo. Su parte filosófica.
Otros protagonistas: el padre de Calvin (odia la tecnología), su madre y su amiga Susie (de la que está, un poco, enamorado).

Tal vez no os suenen: entre otras razones, porque Watterson se negó totalmente a comercializar los personajes. A pesar de las sumas millonarias que se le ofrecieron, no hay ni peluches, ni tazas, ni camisetas, ni siquiera película (Steven Spielberg quiso dirigirla). Me admira su valentía para resistir frente a tanto dinero.

Hoy os dejo sólo dos ejemplos: uno poético, el otro, una solución para una situación cada vez más cotidiana. Irán apareciendo más. Disfrutad.