jueves, 24 de abril de 2008

Color, puro color (y nada más). ¿O no?


Mark Rothko (1903-1970), uno de los pintores principales del impresionismo abstracto. Siempre odió que sus pinturas fueran escogidas por los decoradores según el color de sus sofás. Sus cuadros suelen medir alrededor de dos metros. Es una inundación de color.

4 comentarios:

maba dijo...

voy retrasadísima en comentarios!!

me encanta Rothko!! y me parece graciosísimo lo de elegir sus cuadros a juego con el sofá.. aunque yo haría al revés..yo elegiría el sofá a juego con Rothko!

me encanta la idea de la comentarista invitada...y sigo poniéndome al día!!

besos

Tasha dijo...

Oye, qué blog más interesante el tuyo, eh? me gusta esta nota de cultura en el universo de los blogs. Además, escribes muy bien, da gusto leerte.

Te seguiré, aunque a veces lo haga en silencio :)

Un beso y felicidades por tan buena idea.

Anónimo dijo...

Tengo un sofá naranja y otro amarillo... ¿¿será casualidad??

asdfg dijo...

Bienvenida al blog, Tasha.
Maba, a mí Rothko también me encanta, aunque al principio lo encontraba algo insulso. Pero luego emociona mucho. ¡Estás en la lista para comentarista invitada! (ya hablaremos el mes que viene, si te viene bien).

Raquel, ¡es verdad! No me acordaba. Yo tengo dos Rothkos en casa, pintados por mí, claro. Son facilísimos. Ninguno me pega con nada. Jeje