lunes, 2 de junio de 2008

Abenámar


Tras haber visitado la Alhambra ayer, hoy tenía que compartir este romance (anónimo, siglo XV):

"¡Abenámar, Abenámar,
moro de la morería,
el día que tú naciste
grandes señales había!
Estaba la mar en calma,
la luna estaba crecida:
Moro que en tal signo nace
no debe decir mentira."
Allí respondiera el moro,
bien oiréis lo que decía:
"Yo te lo diré, señor,
aunque me cueste la vida,
porque soy hijo de un moro
y una cristiana cautiva;
siendo yo niño y muchacho,
mi madre me lo decía:
que mentira no dijese,
que era grande villanía:
por tanto, pregunta, rey,
que la verdad te diría."
"Yo te agradezco, Abenámar
aquesa tu cortesía.
¿Qué castillos son aquéllos?
¡Altos son y relucía
"El Alhambra era, señor,
y la otra la Mezquita;
los otros los Alixares,
labrados a maravilla.
El moro que los labraba
cien doblas cobraba al día,
y el día que no los labra,
otras tantas se perdía.
El otro es Generalife,
huerta que par no tenía;
el otro Torres Bermejas,
castillo de gran valía."
Allí habló el rey don Juan,
bien oiréis lo que decía:
"Si tú quisieses, Granada,
contigo me casaría;
daréte en arras y dote
a Córdoba y Sevilla."
"Casada soy, rey don Juan,
casada soy, que no viuda;
el moro que a mí me tiene
muy grande bien me quería."

¿No os encantan las primeras estrofas?

3 comentarios:

Bea dijo...

Me encanta... me trae recuerdos de mi cole, ¡y del profesor que nos mandó aprendérnoslo de memoria!
Huy, y qué ganas tengo de visitar la Alhambra también.
Besos.

maba dijo...

A mí este tipo de rima y métrica reconozco que no me apasionan... pero es bonito...y, sobre todo, da ganas de ir a la Alhambra y a Granada...

roxana, te necesitamos en mi blog. Por si te llega más tarde de lo previsto, concretamente, en la entrada del 03 dejunio. Es sobre ortografía.

besos

Daphne dijo...

Qué recuerdos... de cuando visité la Alhambra... espectacular, me encantó... Tengo que volver!