
Este cuadro fue pintado en 1642 por encargo de una compañía de arcabuceros voluntarios, los kloveniers, destacados miembros de la ciudad que servían en la milicia urbana. En realidad, el título del cuadro no es correcto. Fue el crítico Joshua Reynolds el que se lo atribuyó, ya que el cuadro estaba sucio y parecía que la escena ocurría de noche. En realidad es de día, pero los miembros de la milicia salen de un arco que está en la oscuridad y un potente rayo de sol los ilumina.
¿Cuál es, en primer lugar, el gran éxito de Rembrandt en este gigantesco cuadro? La composición. Es difícil reunir tantos retratos en un solo cuadro sin que parezca aburrido o desprovisto de vida. Tenéis que imaginar que es una foto del colegio, en la que si todos nos ponemos en fila formaremos una composición aburrida. Casi ningún otro pintor holandés de la época fue capaz de crear composiciones dinámicas y originales para estos cuadros compuestos de muchísimos retratos. El único que se acerca a Rembrandt es Franz Hals. En el cuadro a continuación, se ve muy claro:

Otra de las virtudes de Rembrandt es que su cuadro nos presenta tipos sociales distintos. Tenemos al capitán y al teniente (los dos en primer plano), miembros de la clase alta. Por detrás, los arcabuceros fanfarrones, de clase más baja. Los niños, que forman parte del pueblo.
Atención a varios detalles. El primero, la niña que corretea entre los soldados con un pollo colgando.

Otro detalle: el cuadro es mucho más grande. En 1715 se trasladó a otro lugar y se cortó una parte. El capitán del cuadro, Banning Cocq, había encargado una copia para él, y así podemos saber cómo era en realidad (esta copia también está en el Rijksmuseum).

Un último detalle: en estos cuadros, cada retratado pagaba una parte proporcional. Pero hay alguien del que sólo aparecen los ojos que no pagó. Mirad entre el hombre del casco y el de la bandera. Unos ojos inquietos se asoman; encima, lo que parece una gorra de pintor. Muchos han apuntado que Rembrandt quiso incluirse en su gran obra. Es un detalle que me parece precioso.
(Lo único malo del cuadro es que en Holanda y fuera de ella es casi una institución, entonces está lleno de gente, y cuesta concentrarse en los detalles. Aunque hay que reseñar que una de los vigilantes no dejaba hablar más alto de lo debido. Menos mal).
En esta foto (que no es mía), veis el tamaño del cuadro y las multitudes alrededor:

4 comentarios:
da ganas de entrar en el cuadro.
los puntos de luz me parecen impresionantes... me encanta ese doradito.. tan imitado en el 7º arte.
un beso
me encanta! así como lo cuentas parece una historia. me recuerda mucho cuando estudiaba arte en el colegio, que mi profesor era genial y nos lo contaba así, de forma llana! muy bueno
A mí también me encanta cómo cuentas las cosas. Nunca me habría fijado en tantos detalles.
Besos
Gracias a las tres por vuestros comentarios. La verdad es que desde hace un tiempo cada vez me fijo más en los detalles de los cuadros, me parecen a veces casi tan interesantes como el conjunto.
Todo, contado de forma entretenida, es interesante. Es uno de mis objetivos. Me alegro de que haya conseguido al menos transmitiros algo de Rembrandt.
Publicar un comentario